Cristina Robles: Desde mis inicios a fotógrafa en Madrid
Nací en Cádiz por el trabajo de mis padres y me crié en Chiclana de la Frontera hasta los dieciocho años que fue cuando me mudé a Sevilla para empezar la carrera de Bellas Artes en la Universidad. Como mi familia es de Madrid, siempre tuve una estrecha relación con esta ciudad desde pequeña.
Fue en la carrera donde encontré en la fotografía mi medio de expresión artístico. En el primer año de carrera se despertó mi interés por la fotografía desde que hice un viaje a Boston donde usaba una cámara compacta que mi madre me encargó comprar allí. La fotografía me interesaba porque como medio me permite inmediatez en resultados en contraposición a la pintura, escultura o el dibujo.
Al volver de Boston, decidí comprar mi primera reflex una Canon 400D (la versión americana Rebel xti).
En segundo de carrera todavía no teníamos ninguna asignatura de fotografía pero yo ya usaba mi cámara para experimentar y aprendí a usar photoshop viendo tutoriales en flickr. Me fascinaba aprender a modificar el color de las fotografías, el fotomontaje y tener el control de poder hacer cuanto quisiera a una imagen.
No siempre fui fotógrafa de retratos, cuando estaba en la universidad estaba muy influenciada por el arte en sí y me interesaba el concepto detrás de una imagen de los proyectos fotográficos. Mi primer gran proyecto fotográfico artístico se llama “Ophelia” que lo hice entre 2009 y 2010 y gira en torno a este archiconocido personaje de la obra de Shakespeare, Hamlet. Fue un proyecto muy bonito y al cual lo tengo especialmente aprecio. Fue seleccionado en varios concursos de fotografía, fue primer premio en 2014 el XXII Certamen jóvenes creadores por el Ayto. de Madrid y participó en la primera exposición de Photo Vogue Italia “Watch & Click”, en Milán en 2011.
En los últimos años de la carrera empecé a experimentar con la fotografía de moda, aprovechaba los proyectos de clase que nos mandaban hacer para preparar encargos como si estuviera trabajando para un cliente en concreto. Aún no trabajaba con ningún equipo profesional, ni siquiera había trabajado o colaborado con ningún maquillador. Hacía fotos a mis amigas. Uno de aquellos trabajos de clase fue una campaña ficticia de oysho en localización. No fue mi primer gran proyecto pero me puso en órbita y me di cuenta de que aquello me hacía feliz. Así que cuando acabé la carrera decidí armar mi primer equipo profesional con agencias de modelos, maquilladores profesionales, estilistas y colaborar con revistas de moda para crear mi portfolio de moda.
Ese mismo invierno, conseguí hacer una editorial en un palacio de Italia en Catania y aquí comenzó mi andadura como fotógrafa profesional de moda.
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